martes, 23 de octubre de 2012

   El silencio te llama a participar de un ritual diferente, hablas solo, te preguntas, te repreguntas, te respondes. A veces no te gusta tu propia respuesta y creas diferentes escenarios. Bajas las escaleras con cuidado, escuchas la madera rechinando cada vez que apoyas uno de tus pies. Ya lejos de ellas, te sentas en una silla, es muy incomoda, cruzas las piernas pero no, no te vas a quedar ahí. Te acercas a la ventana, abris una cortina despacio, como un niño curioso, con temor a que alguien te vea, aunque allá afuera este prestando atención a una cortina entreabierta. En la calle, el tedio de una ciudad vacía, nada se mueve, los árboles estan dormidos. Nada que ver, nada que te sorprenda. Es eso lo que buscas? Subis las escaleras nuevamente, con ansias de romper con ese silencio impaciente, pero el pasillo te conduce a una habitación. te recostas en la cama revuelta, o simplemente te dejas caer. Frente a tus ojos el techo blanco, vacío, no va a decirte nada, solo pretende aburrirte hasta que sientas la necesidad de dormir. No queres dormir, queres estar despierto. Escuchas tu respiración, nada calmada, quizás el silencio ha empezado a incomodarte, deberías tomar el impulso para quebrarlo y dejar de esperar, que suene ese teléfono. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Qué pensas?