sábado, 30 de abril de 2011

una canción

   Atravezás el mundo, tu mirada se desvía hacia distintos lugares a los que prestás atención o no. Caminás por incontables calles, parás frente a estructuras que te agradan, rozás árboles que cruzás a tu paso. Ves lugares de diferentes maneras, interactuás con cosas y personas, tocás, olfateás y sobre todo escuchás.  A donde quiera que vallas, en cualquier sitio, siempre hay música... claro que no toda vas a poder percibirla, sólo la que vos permitís ingresar a tu mundo, la que vos creas que te está modificando. La música te persigue, ya sea a través de una hermosa melodía, el ruido del tren, las agujas del reloj, la lluvia caer o tus pisadas al caminar marcando un ritmo. Cada uno de esos sonidos, van a determinar el desarrollo de tu futuro cercano, te influencian, te dan impulso o inclusive vos tomás uno o varios de ellos para crear tu propio ambiente dependiendo de lo que estés viviendo en ese momento, dependiendo de lo que estés sintiendo. 
   De eso se trata entonces, de sentir cada uno de esos sonidos y de que ellos puedan transportarte hacia otro lugar. Mucha gente o más probablemente todos, en ocasiones precisamos de algún medio que nos oficie de cable a tierra, que nos proporcione un momento de paz y nos permita relajarnos... diferentes pueden ser esos métodos, que se logran para algunos a través de fumarse un cigarrillo, de una copa, de realizar una actividad que les resulte reconfortante, pero en definitiva todos buscan sentir algo. 
   Con esos ruidos que se encargan de musicalizar nuestra vida pasa exactamente lo mismo, nos expresan sensaciones todo el tiempo, quizás el sonido de la lluvia cayendo junto a vos detrás de esa ventana signifique más que sólo eso, y para vos encierre la descarga de eso que llevás por dentro y que estás  necesitando y te renueve. 
   Una canción puede proporcionarte extremado éxtasis por medio del placer, de la tristeza, de la emoción, la alegría, la nostalgia; es seguro que ya sea por su melodía, su fuerza, sus tonos o por la letra que el autor narre en la misma, ella tiene un alma, posee un mensaje explícito o no que puede ser hasta tu propia voz en el caso de que esa pieza musical emane las mismas sensaciones que vos experimentás en ese momento. De esta forma, disfrutarla representa algo excepcional y único, ya que es ahí cuando te encargás de incorporarla.
   Es gratificante saber que me ha sucedido en muchas oportunidades. Hoy tal vez, estoy buscando una nueva canción, estoy buscando una melodía que pueda disfrutar, que me permita relajarme y alcanzar la paz pero manteniendo el resto de mis sentidos abiertos y atentos a percibir lo que esa letra relate... una melodía que quizás pueda hacer propia la próxima vez que te escuche respirar en mi oído. 

martes, 26 de abril de 2011

sombra y luz

   En una noche fría de otoño, se sentaron frente a una ventana a contemplar la luna, no se dejaba ver por completo pero las estrellas ofrecían uno de los mejores espectáculos. Los dos cuerpos inmersos en la penumbra, ahí estaba con su sombra, intentando callar las voces para simplemente dormir. 
   Miraban hacia afuera, como esperando que algo llegara a aquel lugar, quizás buscando respuestas. Una pequeña luz iluminaba su figura y a la vez agrandaba esa sombra que no era más que un séquito que no se le separaba, oscura y clara, a donde quiera que fuera su eterna compañera rodeaba su entorno. Incontables son las conversaciones que han tenido, pero mientras un ser poseía una brillante mirada, una forma era oscura y guardaba un dejo de aquel ser, sus deseos no concretados y la nostalgia de todo aquello. El primero la miraba con compasión, con esperanzas de que la situación iba a tomar otro curso, queriendo sacar soluciones a su estado de alguna extraña forma que no lograba encontrar; la segunda en cambio, sin rostro ni gesto alguno era la viva imagen de la incertidumbre, insegura y expectante a que quien le daba vida hallara un fin a lo que acontecía. 
   De frente a una pared junto a la ventana observaba a la sombra recostada y solitaria... era clara y firme, no pudo evitar ver al conjunto de estrellas formando parte de un todo, dibujando en el cielo un increíble paisaje lleno de luz haciéndose cargo cada una de ellas de un fragmento del mismo y conteniendo a aquella luna que esa noche pretendía borrarse,  y desear que aquella amiga fuera más de lo que se veía en ese entonces; deseaba que pueda fundirse con otra figura, que pinte nuevos dibujos a su lado y sentir la satisfacción de que esa parte de sí pudiera transmitirle algo mucho mejor.
   Mientras más vueltas le daba al asunto más se acercaba a concluir en que nada que pudiera hacer podría tener un resultado favorable a largo plazo... hay cosas que solo llegan, por cambiar esa imagen en la pared, no debía apresurarse a tomar decisiones que atenten a su estabilidad. 
   Caminó unos minutos alrededor de la habitación, ella la seguía, se mezclaba con sombras cuadradas, redondas, mas ninguna se movía, ninguna se le acercaba. Eran las dos únicas cosas que merodeaban en ese dormitorio que no eran estáticas, y por un momento la angustia intentó formar parte de las dos.
   Necesitó aceptarla tal cual estaba, una hermosa figura que paseaba de un lugar a otro, que se expresaba de diferentes maneras, que traspasaba obstáculos a su lado y la acompañaría a cualquier lado hasta que finalmente algún día pueda fundirse, seguir y ser perseguida por otra de igual naturaleza. Sólo de esa manera iba a poder dejar de sentirse así, pero en ese momento deberían disfrutarse entre ambos. 
   Necesitó aceptarlo para poder darle algo de paz, fue en ese instante en el que apagó la luz y la dejó descansar. 









...los jueces que juzgaron mi interior
las horas que cuidé tu vanidad
la sangre que jamás podré olvi

dar
los días que supimos la verdad
los días que no compartí tu sol...

martes, 12 de abril de 2011

tesoro perdido...

   Se acercaba uno de esos días marcados con un número de esos que te obligan a mirar para atrás; ya había atravezado el primero y estaba próximo a completarse el ciclo. Pfff.... que decepción, la nostalgia asfixiaba su garganta y más allá de que a la distancia las cosas se ven más pequeñas y la perspectiva sea distinta, nuevas realidades y verdades se abrían paso antes sus ojos. 
   En esos días clave, parecía que el pasado se esforzaba por dar un salto hacia adelante y hacerse presente con un aire soberbio que pretendía traer la tormenta al actual estuario. No había posibilidades de que algo bueno resultara de ese resurgir, esas épocas antiguas tenían los medios para hacerlo pero tenía la certeza de que no vendría con grandeza, sino con la burlona arrogancia que lo distinguía, cada vez que demostraba su debilidad. Empezaba a mostrarse, a atacar su mente en horarios cruciales, se paseaba por delante como queriendo tentar a extender la mano y ayudarlo a acercarse. Quizás significaba que no estaba tan lejos como pensaba... quizás era una prueba que se anteponía a su paso para que pueda reafirmar sus decisiones.  
   Es fácil enterrar cosas que no nos sirven. Es difícil enterrar cosas que tienen mucho valor. Lo es más aún cuando ese valor va a ser eterno. Es imposible no añorar lo enterrado si tenía valor. 
   Un día había enterrado lo que alguna vez fue un tesoro, pero inevitablemente dejó de tener utilidad alguna, sólo dejó de servir para cualquier propósito... no podía dárselo a otra persona, aunque seguramente podrían darle algún uso, por ello lo escondió bajo tierra. De sacarlo para que ocupe espacio en este tiempo, sería un estorbo y podría lastimarse con las puntas, sin embargo, solía perderse en el recuerdo de su brillo y del reflejo de su rostro en el, antes de que se oxidara. Le había costado tomar la determinación de darle fin a su existencia y bajar a tierra firme. Así son los piratas, cuando encuentran un tesoro tan hermoso como para no venderlo, con facilidad se pierden ante su belleza. No quería abandonar el estuario, estaba tranquilo allí, y más que su orgullo, su cuerpo no quería volver a transitar aquellos mares. Con el corazón en el mar, luchaba para mantener los pies en la tierra. 

jueves, 7 de abril de 2011

Hey now, all you lovers

   Incontables son los sucesos que conforman una vida, sea larga o corta, son infinitos y nos conectan con algo o con alguien. Si nos dedicáramos a hacer estadísticas al respecto, nos sorprendería la cantidad de hechos en los que más allá de que nos involucran pero de alguna forma pasiva, en las que el curso de los mismos son dictaminados por algo muy distinto a nuestra voluntad. 
   Desde los precios que aumentan hasta un ebrio al volante son claros ejemplos de que no siempre nuestra suerte depende de lo que nosotros podamos o no hacer. Pude comprobarlo con mi experiencia y creo que a todos nos ha pasado. Lo que también sabemos es que, volviendo a la cita anterior, si aumenta el boleto del trasporte que tomo todos los días, puedo llegar a indignarme algunos días y después simplemente lo aceptaría y me rendiría ante la indiscutible idea de que mi enojo no cambiaría las cosas. Es notable como en otros casos similares, nos negamos a aceptar diversas cuestiones con tal facilidad. 
   Desde muy pequeños aprendemos a discernir lo que es bueno y lo que es malo. Nos cuesta (por lo menos a la mayoría de la gente) hacerle mal a otra persona, pero esa diferencia no la hacemos con nosotros mismos, ya que en el caso de que algo nos haga mal, aparece automáticamente un monstruo que duerme en el inconsciente y que no permite la posibilidad de que debo aceptar, y buscar la manera inmediata de erradicar ese sentimiento. 
   Alguien puede regalarte una sonrisa cambiando el curso de tu día, como también alguien puede tomar una decisión personal que te perjudique. En ese caso podes indignarte un tiempo, sentir dolor, enojarte... pero finalmente tendrás que rendirte a la idea de que no podes cambiar el curso de las cosas a través de esas acciones, aceptar y procurar lo mejor para vos. Ningún monstruo se muere de viejo, siempre hay que matarlos y el esta ahí, como todo monstruo, para sembrar el pánico, para no dejarte dormir y confinarte a quedarte abajo de la cama en la oscuridad. Lo único que tenes que recordar siempre, es que el está en tu cabeza, y que lógicamente  vos lo creaste. 
   Siendo así, podemos dejarlo vivir eternamente, o podemos tomar la radical determinación de matarlo. No podemos volver hacia atrás y lograr que se modifique lo pasado, tampoco vivir a merced de algo angustiante. Pero si tenes la chance de aceptar y hacer lo mejor. Esta vez sí, tenes la posibilidad de elegir lo bueno o lo malo para tu vida, podes salir de abajo de la cama y encender la luz pero solo depende de vos, de nadie más que vos. 
   No es fácil comprender que el curso ya fue alterado y que ahora hay que trazar un nuevo camino, pero más difícil es vivir soportando. La agonía es tan normal, que sufrimos si se va, dijeron por ahí... sufrimos por la idea de perderla, porque es lo que nos quedo... pero esta es una de las cosas que es mejor perder


                           
you gonna shine like star




miércoles, 6 de abril de 2011

   Led Zeppelin musicalizaba aquella noche en la que, con las manos vacías, escuchaba una gotera y junto a las gotas, contaba una serie de situaciones vividas. Su espalda apoyada en un respaldo y su mente intentando viajar a un lugar utópico. El techo se caía, ya que uno de los pilares que sostenían la  estructura se había desmoronado, y la lluvia empezaba a mojar su cabeza.    
   Observaba los ladrillos en el suelo, con un dejo de derrota en la mirada, creía que había hecho cuanto por evitar que esto sucediera, sin embargo la circunstancia dejaba ver su ineficacia para esa labor. No encontraba explicación para entender lo ocurrido, había construido ese muro con los mejores materiales que tenía a su alcance. No podía dejar de sentir nostalgia por el esfuerzo realizado y por aquella que le había servido de respaldo cuando su espalda estaba cansada, por los cuadros que colgó en ella y que retrataban dichosos momentos. Sentía frío, la tormenta que se manifestaba afuera con violencia, no hacía más que acercar un fuerte viento que sacaba más ladrillos de su lugar. La naturaleza había azotado los alrededores, sin darle lugar a fortalecer el lugar. 
   Deseaba poder reconstruir lo que se había derrumbado, y que su estructura vuelva a estar como antes, pero para saber si era posible, la tormenta debía desaparecer. 

lunes, 4 de abril de 2011

refugio

   En un lugar en donde abundan imágenes violentas, personas desconocidas se exponen cuál si fueran obras de algún escultor, buscando la eternidad a través de una mediocre forma de vida que se torna pública. En un mundo en donde la manipulación se convierte en un método de supervivencia, en donde las masas o sus líderes intentan imponerse unos a otros para dominar a los más débiles y a los cansados. Acá donde las personas olvidan su identidad para formar parte de un ejército consumista, donde muchos persiguen la idea de pertenecer en lugar de ser, dónde nadie mira hacia los costados, ni atiende más necesidades que las propias. En este mundo en el que se presume que es mejor esquivar que ser atropellado, en donde se deja pasar un conjunto de situaciones sabiendo que darles importancia implicaría una disputa en lugar de consenso y en donde crecer  obedece a la idea de subir una escalera de cabezas y no de experiencias....
   Busquemos un lugar en el cual refugiarnos, en donde hablar sin ser juzgados. Un sitio en el que la gente sea auténtica y podamos mezclarnos al caminar libres por las calles de alguna noche de Abril que esté iluminada por una enorme luna llena, que nos bañe de luz y una energía positiva que nos invite a sorneirle y a sonreinos. Allá donde podamos observar nuestro alrededor y mirarnos las caras, donde podamos conocer, y dedicarle el tiempo necesario a cada cosa que nos propongamos, sin apurarnos. Vayamos a un lugar en el que no nos invadan, en el que no nos castigue una realidad perturbadora. Un sitio en el que valgan las miradas, en el que podamos expresarnos, en donde podamos sentir y alcanzar la paz. 
   Vámonos de acá, debemos crear un paisaje con colores en esta ciudad gris.