sábado, 21 de mayo de 2011

la ansiedad contra la paciencia

   Sobre una silla junto a una mesa, en algún bar. Las manos sobre la mesa, una sostenía un vaso que cuando lo soltaba se golpeaba en la madera marcando el ritmo de la música que sonaba en el ambiente, la otra retenía un cigarrillo que se renovaba cada tanto. La mirada perdida entre la gente, la cabeza en otro lugar del planeta, o quizás no estaba en el. Buscaba algo en la multitud, no descansaba, el tiempo corría a veces más rápido y a veces más lento, pero no persistía en la búsqueda. 
   Después de unos instantes, una cara conocida se sienta en la silla de al lado, derrocha palabras sin sentido y luego intenta generar un diálogo, sin ganar demasiado su atención. El ruido de sus uñas se ve interrumpido por la voz que acompañaba a esa cara, prepotente, solicitando que cualquiera que sea el motivo, intente reducir esos niveles de ansiedad. Parecía sencillo el pedido, dispuesto de esa forma, pero no era fácil en absoluto. 
   Una vez más se encontró con el vaso, sin más voces alrededor. Medito por un momento la indicación que había recibido pero no encontró la forma de llevarla a cabo. Consideró inútil intentarlo. 
   Sinceramente, una persona como la que se invoca en este relato, es alguien que si tiene las posibilidades de hacer algo que se propone, sin muchos preámbulos lo realiza. Estar ansioso implica estar esperando, con ilusión de que así sea, que suceda algo que se propuso o que desea. Sabemos que ilusionarse por lo general es una buena experiencia, pero siempre esta el miedo latente de que no se cumpla y que avasallen los malos sentimientos. Es miedo, precisamente, es lo que nos hace atravesar esas circunstancias con esa nerviosa ansiedad. Nada de lo que hagamos, nada de podamos inventar, va a poder reemplazar a lo que estamos esperando. Podemos fumarnos todos los cigarrillos del paquete, probar todos los tragos del bar, observar a cuanta persona pase frente a nuestros ojos, pero si no se da lo que ansiamos, definitivamente nos volvemos con un gusto a derrota en la garganta. Que se me permita la expresión... que feo es depender de algo externo a nosotros mismos. 
   Después del tercer trago, detestó haberse dado cuenta de que la ilusión formaba parte de su ser, había tratado de muchas formas que no fuera así, siempre se perturbaba cuando esto sucedía y no le gustaba pasar por eso, seguramente por el recuerdo de los malos finales, de las malas experiencias. Ya nada podía hacer, estaba pasando y era necesario hacerle frente de la mejor forma. 
   Y sin más que las ganas de hacer que ese estado se terminara, hizo caso omiso a lo que ya sabía (a todos les suele suceder) y empezó a tratar que se disiparan esas sensaciones. Sin resultados, o por lo menos los que estaba ansiando, no le quedó otra opción que resistir, o rendirse ante la ilusión, empezar a divagar con su mente los posibles fines de la historia, es claro que las imágenes que daban vueltas en su cabeza eran positivas... una vez que uno se rinde casi no hay vuelta atrás, si bien se olvida el miedo, es inevitable que el impacto sea más fuerte para bien o para mal. De todas formas dejo de importarle, se sentía bien ahora... fue la mejor manera para obtener un poco de paciencia. 












2 comentarios:

  1. Casi como hablando de mí, se que no lo estás haciendo, parece que estás escribiendo una noche de mi vida.

    Las ansiedades y las ilusiones siempre estarán vivas hasta que alguien las mate.

    La verdad que tu e-mail fue increíble y me ayuda muchísimo. Escribiste la posta a pesar de que no me conozcas en absoluto.

    "Estar ansioso implica estar esperando, con ilusión de que así sea, que suceda algo que se propuso o que desea. Sabemos que ilusionarse por lo general es una buena experiencia, pero siempre esta el miedo latente de que no se cumpla y que avasallen los malos sentimientos".

    Hermosas palabras pendeja!!!
    Algún día de estos me gustaría verte.
    Cuidate.

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  2. Hola Jonatan! Que bueno que te sirvió el mail, era la idea. Gracias por seguir acá.
    Algún día de estos va a ser posible, será cuestión de coordinar.

    Abrazo!

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