viernes, 30 de diciembre de 2011

encontrar

   Un día cualquiera tomó un encendedor rojo que estaba dentro del paquete de cigarrillos consumido hasta la mitad, y prendió fuego su vestido, el que había oficiado de uniforme durante mucho tiempo. El vestido negro, con dos listones rojos en la cintura, desprendía algunas llamas a las que ella no le podía quitar la vista. En ese momento no fue difícil tomar esa decisión, si bien era uno de sus favoritos, estaba muy desgastado. Lo lucía frecuentemente, pero no podía ocultarse la tela percudida y algunas rasgaduras que tenía en la espalda, producto de haber paseado por lugares a los que uno prefiere no ir. Pero ella no tenía miedo de recorrer lugares amenazantes, quizás los creía un  desafío, y aunque era innegable la fuerza de sus piernas en el momento de correr, varias caídas o el roce con las ramas de los árboles del otoño, terminaron por dañar la prenda que tanto le gustaba. 
   El vestido comenzó a ser una dificultad, si bien se había apegado a el, ya no se le acercaba mucha gente porque su imagen resultaba un tanto agresiva. Quienes se le acercaban también usaban ropa en mal estado, y no por la falta de convicción para cambiar de uniforme, sino porque esa realmente era su forma de ser. Las consecuencias de mostrarse oscura, gastada y solitaria cuando en realidad no lo era, empezaron a hacerse presentes. 
   Situaciones concretables se alejaban cada vez más, esperaba que alguien la invitara a pasear por el parque una tarde de sol, poder disfrutar de una conversación interesante y que quizás luego la noche la sorprenda entre risas y una almohada que palpite en su oído. Los deseos y las experiencias finalmente le demostraron que para que las oportunidades te choquen en lugar de pasarte por al lado, debes estar predispuesto.
    Ese mismo día llegó a su casa y sin muchos preámbulos incendió el vestido. Se dio un baño caliente y cubrió su cuerpo desnudo con algunos colores que había abandonado en el armario. Cuando salio a la calle dispuesta a disfrutar de un simple paseo, a la vuelta de la esquina, él la avasalló. 





2 comentarios:

  1. Yo no quemé, pero tiré en el tacho de basura y sin pensarlo dos veces el vestido que compré ayer para ponerme anoche.

    Hay cosas que mejor recordar sin souvenires, ni trofeos.

    :)


    ¡Por un 2012 con todo!
    (sobre todo con blog nuevo!)

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  2. Gracias Geniaaa!!!

    Que empieces un excelente año, promete las mejores experiencias, a vivirlas!

    Un abrazo enorme

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