domingo, 6 de noviembre de 2011

sombra y luz (parte III)

   Una nueva estación había llegado, el viento cálido prometía días soportables, sin embargo un gusto amargo recorría su boca. Salió a buscar lo que quería y su cuerpo se vio envuelto en una tormenta ajena, no se podía ver alrededor con claridad, sus deseos alentaron al objetivo, la sombra bailaba al ritmo de las voces, que una vez extintas declararon la soledad. La lección anterior no contemplaba los inminentes fracasos, que sucedieron, y se seguirán sucediendo, con la intención de conocer, ha recorrido caminos desconocidos y sinuosos, ciertos y errados, pero los últimos son los que más han contribuído al propósito y le han dado que aprender.
   La noche acechaba con retazos de verdad, la forma oscura abstraída en la desilusión opto por el encierro en esa habitación con una ventana, miraba al mundo continuar pero aún así sin querer habitarlo. El ser con los ojos brillantes, imploraba con la esperanza en el pecho un poco de tranquilidad, esa que la sombra le había arrebatado sin piedad para cumplir con el cometido de no cruzarse con otra que pudiera hacerle daño.
   Afuera, el suelo se preparaba para recibir algunas gotas de lluvia, sombra a su lado y luz en la mirada, asomadas en la ventana cubriendose a medias con una vieja cortina, sonaba un disco de rock que contaba historias cargadas de deseos, todos con un mismo fin. Algunos pasos convocaron a otra presencia, quizás atraída por la música que se liberaba a través de la ventana, e irrumpió en la habitación dejando su abrigo del otro lado de la puerta. Aquella persona obeservó a un ser ansioso de vivir, opacado por una sombra atada al miedo y atraída por la mirada que sedujo su atención, apagó las luces desapareciendo los temores junto con su oscuridad. Entonces fueron cuatro los que destellaban y vivieron fuera del tiempo, hasta que el disco terminó.
   Cuando el sol trajo la mañana, la persona se fue sin cerrar la puerta. Antes de retirarse le regaló una sonrisa y le mostró que una sombra no puede encerrarte en tus viejos fracasos, porque hoy tu mirada dice más.

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