viernes, 6 de abril de 2012



Sinceramente, no tengo palabras justas para describirlo.
He pasado por los días más felices, musicalmente hablando, de mi vida. 
La banda que siempre escuche, que sentí, la banda con la que compartí las peores y las mejores noches, y a la que tanto amo, vino a mi país y la rompió. 
Aún así, todavía no pude descubrir que tiene la voz de Dave para hacerme sentir tan bien, pero pude vibrar con cada canción, con cada guitarra. Escucharlos en vivo para una persona como yo, claramente no tiene precio... ver a Pat Smear romper una guitarra en vivo, ver a Taylor cantar una de mis canciones preferidas al frente del escenario cediéndole la batería a Dave para que se te caigan lágrimas de felicidad, vale el cansancio, el calor, el frío, la lluvia interminable en el medio del campo, los golpes, la ropa arruinada e incluso lo enferma que estoy después de haber pasado por todo eso. 
Siento mucha felicidad, creo que se entendió, y como una enamorada de la música y puntualmente de estos muchachos, ahora voy a sentir la nostalgia propia de haberlos tenido tan cerca y saber que se fueron, pero con la mejor sonrisa, que no me la saca nadie. 




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