sábado, 17 de septiembre de 2011

   La lluvia nocturna aniquilada por el sol del amanecer,que adorna con flores que acercan la primavera, lo que horas atrás encontraba su refugio en el sonido de las gotas golpeando una ventana cerrada, las manos negligentes vibraron sin hogar, la espalda sangraba... luego el agua ácida que se derramaba en la ciudad se llevó la sangre y las pestañas permanecieron inmóviles. 







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