Estallan los sentidos y se potencian. Podría matarla. Se incendian los pensamientos, que surgen inestables. Y deben ser destruidos. 
   La sombra de un pasado nefasto, amenaza con acercarse. Llega sigilosa, embistiendo rincones oscuros... los adorna con especulaciones, trama una red que cubre su cabeza. Debe matarla. 
   Vuelve a estallar, explotan las ideas y arrasan con la red. Siente y vuelve a confiar en los sentidos. Los sueños asesinan las visiones, empieza a ver los bordes que ahora se dedican a sitiar la energía contenida en aquel cuerpo para marcar límites positivos con algunas letras. 
   Asciende por un tramo sinuoso. Atraviesa postas y ahí viene, sin hacer ruido, para acaparar los sentidos. Pretende nublar la vista y que choque con lo que tiene en frente. Vuelve a tapar huecos con lo que trae entre las manos, es irreal, los pozos siguen siendo pozos. 
   Una vez más, no alcanza a ver los bordes. Debe matarla antes de que las letras se derritan, y vengan a asesinar su cabeza.